Padre de tres, Darío Oliver, es de esas personas que cosecha sólo buenas opiniones en todos lados, y ni hablar dentro del movimiento cooperativo.

Darío es el gerente General en Telpin, la Cooperativa Telefónica de Pinamar Ltda, organización en la que entró allá lejos en 1987, para ir incorporando a la cooperativa desde el servicio de pager hasta internet, y con tarifa plana, algo que pocos consumidores pudieron disfrutar en otras localidades del país.

Curioso y emprendedor, el ingeniero en telecomunicaciones recibido en la Universidad de La Plata (UNLP), recuerda con cariño el día de su graduación, cuando su saco de la escuela técnica terminó con su misión de amuleto para los exámenes.

Su cursada en el edificio sobre la avenida 1 de La Plata, estuvo signada por el contexto de la dictadura cívico-militar, y ha dicho más de una vez que «la facultad era un sepulcro, nadie hablaba con nadie».

Oliver es platense de nacimiento pero criado en Necochea – la mejor playa argentina, obvio-. Fanático ferviente del Lobo (Gimnasia de La Plata, para los despistados) por herencia paterna y ahora, más que nunca porque su hija es jugadora profesional del equipo platense. Otra Oliver en la vanguardia, no?

Dicen de Darío que «no se pone límites; analiza pero siempre que piensa algo, se convence de que puede hacerse y ahí ya no se detiene hasta verlo en funcionamiento».

La necesidad de un ingeniero en Telpin, a Darío le llegó justo a tiempo para el decisivo cambio de vida que encaró con su compañera de vida, a poco de nacer su primer hijo.

Entonces estaba trabajando en Eastel, una empresa que en las redacciones llamábamos el ultimo de los mohicanos, por su resistencia a la ola de empresas proveedoras de telcos que se iban del país, en el tiempo más duro de los 90.

Oliver recuerda que «siempre había pensado en irme, pero no fuera del país, simplemente irme de Buenos Aires». Y la oportunidad llego con Telpin, aún cuando le advirtieron que el verano duraba solo tres meses y que en invierno «a las 6 de la tarde ni los perros andan por la calle».

Extremadamente familiero y con una familia de futbolistas a su alrededor, dicen que la habilidad no estuvo en la herencia que le tocó. El mismo Darío se autodefine como un perro. Sus amigues aseguran que es «un queso».

«Oliver ha dado mucho y tuvo mucho que ver con el crecimiento del movimiento cooperativo, y podés decir que lo digo yo», suelta el siempre efusivo Antonio Roncoroni. Pese a nuestra tradición de  respeto del off de todas nuestras fuentes de información para los perfiles, la insistencia de Roncoroni pudo más.

Es que Oliver es «querible». Dicen que le gustan las plantas, que es «muy prolijo y ordenado» y pese a su dedicación al trabajo «la familia es su prioridad».

Su sueño de mediano plazo es la puesta en marcha comercial de IMowi, y en más de una reunión señaló que el verdadero desafío por delante es «ajustar los planes de internet para que respondan a las necesidades reales de cada casa. Hay que dejar satisfecho al consumidor», se le escuchó decir.

Uno de los pioneros del desarrollo de internet en Argentina, a quien no le asustan los nuevos desafíos ni el crudo invierno en la Costa Atlántica.

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TelcosMedia es para mí la materialización de una idea que me rondaba hace rato, casi desde que dejé de hacer el Telcos, allá lejos y hace tiempo, durante el proceso de desregulación de las telecomunicaciones. La industria atraviesa hoy un momento que en muchos aspectos se parece al de aquellos años. Y yo aquí, con un par de canas más, firme al pié del cañón como testigo privilegiada de un proceso en el que finalmente veremos un mercado que abrirá la competencia de todos contra todos. Y este "momentum" tan especial de la industria, en el que todos los días hay novedades, muchas en ON y muchas más en OFF, es la excusa ideal para este revival telco que está dando forma al TelcosMedia, una aventura en la que espero me acompañen.